Siempre he creído que un nunca crearía un blog, del mismo modo que nunca pensé que escribiría un libro. Me parece que, como lector de alguno de ellos (blogs y libros), las personas que los editan y escriben son expertos entre los que nunca me incluiría. Soy aprendiz de mucho y maestro de nada y mis pensamientos no son tan profundos como para ser dignos de ser compartidos con el mundo entero. Por eso espero que disculpéis mi nerviosismo al redactar esta primera entrada: esto no queda bien, borro, mejor esta palabra que aquella, sobreescribo...
Puesta la venda antes de sufrir la herida de vuestra crítica, os indico en una palabra el por qué de este salto al vacío: vanidad.
Hace un tiempo se me ocurrió crear un álbum en Facebook con el mismo nombre que este blog. Curiosamente a varios de mis amigos les gustó la palabra (el palabro, más bien) afotar y, curiosamente también, a varios de mis amigos les gustan las fotos que allí les enseño. Por eso mi vanidad se ha disparado y me he creído lo suficientemente "experto" como para enseñar mis fotos a todo el mundo, superando vergüenzas y miedos escénicos muy típicos en mi.
Efectivamente no soy fotógrafo experto, ni mucho menos profesional (en mi contrato laboral pone que soy ingeniero); no he estudiado fotografía (ni siquiera un triste CCC) y todo lo que creo saber sobre el tema ha salido de desgastar el obturador de mis cámaras y el ratón de mi PC.
Así que aquí me tenéis: dándole al teclado y esperando que no os moféis de la capacidad de crítica fotográfica de algunos de mis amigos.
Bienvenidos a este humilde blog. Y como muestra de ello os presento una foto de algo humilde a más no poder: unos cacharros que me parecieron dignos de afotar porque su luz me pareció gloriosa.
Puesta la venda antes de sufrir la herida de vuestra crítica, os indico en una palabra el por qué de este salto al vacío: vanidad.
Hace un tiempo se me ocurrió crear un álbum en Facebook con el mismo nombre que este blog. Curiosamente a varios de mis amigos les gustó la palabra (el palabro, más bien) afotar y, curiosamente también, a varios de mis amigos les gustan las fotos que allí les enseño. Por eso mi vanidad se ha disparado y me he creído lo suficientemente "experto" como para enseñar mis fotos a todo el mundo, superando vergüenzas y miedos escénicos muy típicos en mi.
Efectivamente no soy fotógrafo experto, ni mucho menos profesional (en mi contrato laboral pone que soy ingeniero); no he estudiado fotografía (ni siquiera un triste CCC) y todo lo que creo saber sobre el tema ha salido de desgastar el obturador de mis cámaras y el ratón de mi PC.
Así que aquí me tenéis: dándole al teclado y esperando que no os moféis de la capacidad de crítica fotográfica de algunos de mis amigos.
Bienvenidos a este humilde blog. Y como muestra de ello os presento una foto de algo humilde a más no poder: unos cacharros que me parecieron dignos de afotar porque su luz me pareció gloriosa.
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