Volviendo de una excursión por las tierras altas de Guadalajara que tanto me gustan, iba pendiente de llegar a Cogolludo cuando casi pasé de largo y lo vi al lado de la carretera. Primero me llamó la atención el nombre del río (aunque siempre he creído que en España tenemos un criterio bastante laxo para llamar a casi cualquier corriente de agua como río) y luego lo imponente de su porte con los tres amplios ojos que vieron tiempos mejores.
La tarde no daba para más: lluvia y cielo encapotado que no ayudaban a mejorar las fotos. Así que me ha dado por dejar la imagen como si se hubiera sacado de un catálogo de obras públicas de los años cuarenta.
La tarde no daba para más: lluvia y cielo encapotado que no ayudaban a mejorar las fotos. Así que me ha dado por dejar la imagen como si se hubiera sacado de un catálogo de obras públicas de los años cuarenta.
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