Podría escribir una leyenda mitológica sobre lo que se ve en esta foto. Algo así como que Sagitario lanza su flecha contra el Águila que defiende al Cisne interponiéndose en su trayectoria bajo la mirada de Júpiter y Saturno que marchan en su camino por la eclíptica... todo eso se ve: sobre la Vía Láctea están, de abajo arriba: Sagitario, el Escudo, el Águila y el Cisne; al lado derecho Júpiter, el objeto más brillante del cielo en estos días, y Saturno al izquierdo. Pero sobre todo está la estrella fugaz que rasga las nubes estelares de nuestra galaxia.
La imagen no es fruto de la casualidad: un viernes de julio subí por el descarnado camino que lleva a la ermita abandonada (como casi todas las del término) de San Agustín para buscar un encuadre que tenía planeado, planté el trípode con la cámara, programé el disparador y me escondí en el coche detrás del viejo edificio. Dejé pasar un par de horas y entre las imágenes tomadas apareció esta, sin aviones ni satélites.
Así estaba el cielo aquella noche:
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